martes, 1 de mayo de 2018

LA MADRE DEL POETA GERARDO DIEGO




El 19 de diciembre de 1954 era inaugurada la Biblioteca Juan de Mena en Torrelaguna, al acto acudiría, en representación de la Real Academia Española, el poeta Gerardo Diego Cendoya, (Santander, 1896 - Madrid, 1987), dio un breve y bonito discurso recordando a su madre que había vivido algunos años de su mocedad en la Torrelaguna del siglo XIX:




« Inaugurar una Biblioteca siempre es un acto memorable. Y si se trata de una Biblioteca Popular, especialmente simpático. La vida intelectual en las pequeñas capitales, en las villas y aldeas ha cambiado mucho y se ha enriquecido de posibilidades según ha venido avanzando nuestro siglo. La radio, el cine, los discos abaratan la cultura, la música, la ciencia y las letras y las sirven a domicilio o en locales de reunión social poco menos que gratuitamente. Con el mínimo esfuerzo. Y ésta es la peligrosa paradoja de la extensión cultural moderna. Porque a mínimo esfuerzo, mínima adquisición y provecho espiritual. Por eso debemos cuidar del libro, de su difusión y propaganda, de que no falten algunos libros esenciales, libros de devoción, de ciencia y técnica, de buena literatura en todos los hogares como consecuencia de los núcleos selectos de las bibliotecas estatales, provinciales y municipales. Porque el libro, como forma de materialización física y bibliográfica de la cultura, podrá estar en decadencia o en peligro de desaparición  ante el empuje de los discos, cintas, hilos, microfilmos o demás invenciones de la industria humana, a vueltas con los problemas del espacio, del peso y de la combustibilidad. Pero el libro, lo que hoy entendemos por libro y que siempre seguirá siendo el libro, cualquiera que sea la forma en que se nos ofrezca, es el compañero insustituible, el silencioso consejero que nos fuerza a pensar y a sentir, a colaborar con él y a educarnos en el ejercicio activo de la mente.

He venido aquí representando indignamente a la Real Academia Española y sólo esta representación puede justificar el que os hable. Torrelaguna celebra hoy la apertura inaugural de la Biblioteca «Juan de Mena». Y estos dos nombres, el de  Torrelaguna y el de Juan de Mena, evocan en mí  entrañables emociones. El nombre de  Torrelaguna porque está unido al recuerdo de mi santa madre que aquí vivió los años de su mocedad y aquí hizo su noviciado en la lengua de Castilla, ella, la doncellita vascongada de Madariaga, el caserío de Azcoitia, donde nadie hablaba entonces si no vascuence.

Y esa palabra, Torrelaguna, armoniosa y luminosa, con sabor a sierra y a poesía, resonaba en los oídos de un niño que, de la mano de don Marcelino Menéndez Pelayo en  las páginas de su «Antología de Líricos Castellanos», aprendía el  ritmo de su lengua en los versos del poeta cordobés, en sus coplas de arte mayor, vigorosas, férreas, cuadradas, macizas como conviene al  asunto grandioso que las inspira. Hasta los neologismos nobilísimos y arriesgados sonaban a los oídos del escolar como fiel  contraste de metal precioso que por nada del mundo malgastaría en  sustituirlos por moneda más baja y usadera. Y avanzaban como cuadrigas de bridones con sus cuatroacentos equidistantes los versos heroicos del  poeta:

Con dos cuarentenas y más de millares
le vimos de gentes armadas a punto,
sin otro más pueblo inerme allí  junto,
entrar por la vega talando olivares, .
tomando castillos, ganando lugares,
haciendo con miedo de tanta mesnada
con toda su tierra temblar a Granada,
temblar  las arenas, fondón de los mares .

Gran poeta Juan de Mena, el primero que crea un lenguaje poético y se alza sobre las inferiores categorías de juglares y trovadores. Esta Sierra le vio muchas veces solo o con su gran amigo don Iñigo, el Marqués de Santillana, cruzar sus puertos y recogerse en sus castillos o en sus albergues, yendo o viniendo de Segovia a la Nueva Castilla y a la Andalucía. Y Torrelaguna o Tordelaguna tuvo el  triste y piadoso privilegio de recogerle enfermo y maltrecho, probablemente agotado su frágil cuerpo de humanista, el rostro pálido, gastado del estudio, envejecido prematuramente por las  largas vigilias. Y aquí en Torrelaguna hubo de rendir su alma a Dios el que naciera en Córdoba la llana, el huerfanito de padre y madre que había de ser en cambio adoptado por las musas. Con el orgullo natural en todo poeta prometió un día a una dama,  tratando de convencerla de que depusiera su esquivez, la perennidad de las  amadas de mortales, de las musas de carne y hueso salvadas para el futuro por las palabras de oro y fuego.

«Yo vos suplico y vos ruego—me libredes de esta pena,—casi muero
en este fuego—no quizá fallareys luego—cada día un Juan de Mena.»

No; no se halla cada día un  Juan de Mena. Nacen de tarde en tarde, y es mucha suerte para una mujer sobrevivir en las estrofas de un gran poeta. Séalo también para esta flamante Biblioteca un adjetivo que le  gustaría a su padrino el poeta: nacer a la vida alta y clara de Castilla con el nombre esclarecido de Juan de Mena.»

13 comentarios:

Igor dijo...

Qué discurso, que facilidad para emocionar y hacer reflexionar. ¡Hasta revisaré a Juan de Mena! Otro olvidado...

La Dame Masquée dijo...

Uy, pues fíjese, hasta fue escenario para uno de los grandes de la poesía española, como fue Juan de Mena, y por si fuera poco algo le toca a Gerardo Diego.

Feliz día, monsieur

Bisous

PACO HIDALGO dijo...

Brillantísimos discurso del gran poeta del 27, don Gerardo Diego, con un sentido homenaje a su madrida, vecina en sus años mozos de Torrelaguna, y a D. Juan de Mena, insigne poeta del siglo XV.
Saludos cordiales, Eduardo.

Cayetano dijo...

Estos poetas de la Generación del 27, como Gerardo Diego, eran gentes brillantísimas no solo en el arte de versificar sino también en el de la oratoria, como se puede comprobar en este caso. No ha habido después otro grupo con tanto talento y cultura como este. Un honor pues para Torrelaguna.
Un saludo.

El Gaucho Santillán dijo...

Habìa oìdo hablar de De Mena, pero no lo he leìdo.

Buen dato, buscarè algo de èl.

Un abrazo.

lar-ami dijo...

Vibrante discurso del gran Gerardo Diego, sobre Juan de Mena y Torrelaluna. Desconocía la amistad de Juan de Mena con el Marques de Santillana; seguro que pasaron algunas jornadas en Tamajón y Beleña de las que D. Iñigo fue Señor.
Chapeau, maestro.

Ccasconm dijo...

Un lujo tener a Gerardo Diego inaugurando la blioteca de Torrelavega. Imagino que acudiría a la cita por nostalgia, por la relación de la ciudad con su madre. Leyendo sus palabras me viene a la mente la lucha que mantienen los libros físicos, en papel, con los digitales. Quizás estuviese de cuaerdo con ambos porque, al fin y al cabo, difunden la cultura. También se abre con su lectura la discusión entre cultura gratuita y de pago, el pirateo y los derechos de autor. Y eso que estábamos en 1954.
Saludos

J. Eduardo V. G. dijo...

He querido resaltar la figura de la madre de Gerardo Diego pues desconocía que había vivido aquí, sí sabía lo del discurso de Gerardo Diego en la inauguración de la biblioteca pero no sabía como había sido hasta que he dado por casualidad con dicho discurso. Muy interesante y moderno también, como dice Carmen, al plantear problemas que nos parecen de ahora. De Juan de Mena que decir ya llevo varias entradas sobre él en el blog, se puede acceder a ellas muy bien desde etiquetas(Juan de Mena), por si alguno no las conocéis, donde también hay muestras de su poesía.

Abrazos.

Paco Muñoz dijo...

Eduardo si no fuera por ti el paisano Juan de Mena se quedaría perdido en la noche de los tiempos. Sólo para los eruditos existiría. Otra cosa más que agradecerte.
Un abrazo.

J. Eduardo V. G. dijo...

Aquí al menos se conserva su memoria pues aparte de su tumba dentro de la iglesia tiene dedicado el nombre en la biblioteca, una plaza y hasta una coral. Otra cosa es que se conozcan sus poesías, de las que incluso en las bélicas se entresacan verdaderas joyas.

Un abrazo.

desdelaterraza-viajaralahistoria dijo...

Un discurso digno de ser leído. Toda una suerte que lo hayas encontrado y un acierto haberlo publicado aquí. Gracias. Un abrazo.

J. Eduardo V. G. dijo...

Fue toda una sorpresa Dlt.
Un abrazo.

Maria Luisa Adães dijo...

Eduardo

Um discurso com dignidade!

Obrigada por se adicionar.

Maria Luísa